Juana Bouso: mayo 2014

sábado, 31 de mayo de 2014

Aventureros del esfuerzo, VII: Audrey Hepburn


Más de veinte años después de la marcha de Audrey Hepburn aún se mantiene vivo el recuerdo de su singular belleza, muy distinta de la exuberancia o el sex-appeal de otras actrices; una belleza que suele describirse como angelical, luminosa, etérea y otros términos similares. Valga como resumen la exclamación de la ficticia Reina de Transilvania, en la película "My Fair Lady", ante la transformada Elisa Doolitle: encantadora.

¿Cómo un elenco de tan solo 25 películas ha podido ser suficiente para dejar una huella tan duradera? Posiblemente, ello se debe a la honda fuerza interior que encerraba su frágil aspecto, fraguada en las duras pruebas que hubo de afrontar en su infancia y primera juventud, por circunstancias familiares (divorcio de sus padres) y, sobre todo, por las tragedias que desgarraron la Europa de los años 40. Esa fuerza interior le dio las virtudes –tenacidad, decisión, profesionalidad- con las que conquistó el mundo del cine, no solo encarnando jovencitas soñadoras o princesas añorantes de libertad, sino también personajes trágicos, como en “La Calumnia”, o de gran dificultad interpretativa, como en “Sola en la oscuridad”.

Pese a sus grandes éxitos no se aferró a las candilejas ni a los aplausos; a los 38 años dejó prácticamente de actuar, para dedicarse a sus hijos y encontrarse a sí misma. Ya emancipados aquellos, su fuerza interior encontró, en efecto, un nuevo cauce. Sensible siempre al sufrimiento de los desheredados, particularmente de los niños, Audrey se enroló en 1988 en la plantilla de voluntarios de UNICEF, organización con la que ya había colaborado en varias ocasiones y de la que no tardó en ser nombrada embajadora especial.


Retrato de Audrey Hepburn


Sus viajes de misión, en los que recorrió múltiples lugares de África, Asia y América castigados por hambres, endemias y guerras, fueron muy numerosos, en condiciones duras, sin que ella consintiera aliviar su tarea realizando menos misiones ni visitando menos lugares. Estos viajes se alternaban con actos (discursos en el Congreso de los EEUU y ante la Asamblea de la ONU, Concierto para la Paz, etc.), para concienciar al mundo occidental de las acuciantes carencias que había atestiguado. En 1991 había llegado a ser la embajadora más eficiente que UNICEF hubiera conocido jamás.

Al evocarla he querido resaltar, sobre todo, su mirada luminosa. En el primer dibujo, una sonrisa emana desde un cuerpo ya cansado, a través de un rostro que acusa las huellas del esfuerzo de su abnegada dedicación: es la luz del alma que ha encontrado su destino y se afana en llevar a cabo su misión. En el segundo, de sus años juveniles, la mirada es la de un alma que todavía busca hacia dónde proyectarse, pero que quizá ya presiente su generosa entrega. Yo creo que esa es la clave de la belleza de Audrey.


Retrato de Audrey Hepburn


Creo que Audrey habría disfrutado escuchando el aria “Luna en el cielo profundo”, de la ópera Rusalka (Antonin Dvorak), en esta delicadísima interpretación de Pilar Lorengar:






Pilgrims in human endeavour (VII): Audrey Hepburn

Audrey Hepburn passed away more than twenty years ago, but the memory of her singular beauty, very different from the exuberance or the sex-appeal of other actresses, is still alive; a beauty that is usually described as angelic, luminous, ethereal, and the like, and might be summarized by the fictitious Queen of Transylvania’s exclamation, when the transformed Elisa Doolittle is introduced to her in "My Fair Lady": charming.

How just 25 movies have been enough to leave such a lasting memory? Probably, it is due to the deep inner force enclosed by her fragile aspect, a force developed in the hard experiences she had to cope with during her childhood and her first teens, owing to family affairs (her parents got divorced) and, especially, to the tragedies that crushed Europe during the 1940s.This force gave her tenacity, decision, and professionalism, the virtues she conquered the World of Cinema with, not only embodying teen dreamers or princesses missing freedom, but also tragic characters ("The Children’s Hour") and difficult performances ("Wait until Dark").

Despite her great hits, she was not stuck either to limelights or plaudits. At the age of 38, she virtually gave up her performances, to take care of her children and to find herself. Once her sons emancipated themselves, she found indeed a new channel for her inner strength: always sensitive to the suffering of the underprivileged, especially children, in 1988 Audrey joined the volunteers’ staff of UNICEF, an organization she had already collaborated with on several occasions. She was soon appointed as UNICEF goodwill ambassador.

She toured a lot of locations punished by hunger, endemic diseases and wars in Africa, Asia and Latin America, in the course of numerous mission trips, in very harsh conditions. She did never want to ease her work by decreasing the number of the missions or of the visit points. These missions alternated with different events (speeches in the U.S. Congress and the UN Assembly, Concert for Peace, etc…) to make the Western world conscious of the pressing needs she had witnessed. By 1991 she had become the most efficient UNICEF ambassador ever known.

In evoking her, I want to stress specially her luminous look. In the first drawing, a smile springs from her already tired body , through a face that shows the prints of her selfless dedication's effort: it is the light of the soul that has found its destiny and strives to carry out its mission. In the second one, coming from her youth, her glance is that of a soul who is still seeking where to project herself, albeit perhaps she is already eying her selfless path. I think that's the key to Audrey’s beauty.

In my opinion, Audrey would have enyoyed listening the aria "O Silver Moon" from Dvorak's Opera "Rusalka", in this Pilar Lorengar's extremely delicate performance. Here it is to you, Audrey.

Fuentes / Sources

Internet, http://cineclasico2.webcindario.com/audrey.html [Acc 18/05/2014]

Corliss, Richard (2007): “Audrey Hepburn: Still the Fairest Lady”. Internet, http://content.time.com/time/arts/article/0,8599,1580936,00.html [Acc 25/05/2014]

Gitlin, Martin (2009): “Audrey Hepburn. A Biography”. Greenwod Press, Wesport.